Que levante la mano quien ha aprovechado las vacaciones de verano para hacerse una limpieza de cutis. Hmmm … pocos, demasiado pocos. No tenías excusas de tiempo para ponerte en manos de una esteticista. Y lo que te gastas saliendo una noche de agosto, te quedas en casa y la inviertes en belleza el día siguiente.
Quienes lo hayan hecho, seguro que disfrutaron el masaje facial y de cuello que entra en el servicio: una delicia. Todo el mundo cree que es básicamente para relajar al cliente, y es cierto. Aunque la mayor ventaja está en la activación de la circulación sanguínea.
El medio de transporte de los nutrientes en nuestro organismo es la red de distribución que tiene montado el riego sanguíneo. Con el masaje facial, la esteticista lo activa, lo estimula y lo hace llegar más lejos, hasta todos los rincones posibles de las capas de la piel. Por eso se realiza previamente a la aplicación de la mascarilla y nos vamos a casa con la piel más luminosa y sonrosada.