Matapieles o quitacutículas: es lo mismo. Es un producto que forma parte del ritual de la manicura y que sirve para reblancecer la piel de las cutículas antes de cortarlas con el alicate. Si eres de los que pasan de la manicura pero no de llevar unas uñas arregladas, tengo un truco para tí.
La propiedad básica del quitacutículas es la emoliente. Aplicando el líquido, la piel de la cutícula se ablanda al máximo y lo más importante: se despega de la uña. Por eso se utiliza en manicura, para poder cortarla.
Ahora olvídate de toda la sesión de manicura porque sé que te agobia mucho y no lo vas a hacer. Pero hoy día no puedes ir con esas cutículas secas y de color blanco. La solución intermedia es utilizar el quitacutículas solo.
Aplícatelo a menudo, incluso cada día si tienes una cutícula abundante. Poco a poco la piel se irá retirando, sin necesidad de alicates. Verás que llegará un momento en el que la piel estará muy blanda y delgada y podrás retirarla sin esfuerzo. No toda pero sí en parte.
Ya no tendrá ese aspecto de esparto seco y tus uñas se verán arregladas y pulidas como nunca. Puedes aprovechar el momento en el que utilizas tu crema de manos y dar un toquecito de líquido o crema de cutículas en cada base de tus uñas y dar un pequeño masaje hasta que se absorba el producto.
Es un gesto fácil y rápido de realizar. Puedes aplicártelo en cualquier parte (trabajo, sofá, metro) porque los tarritos son pequeños. Los que ves en la foto son, de izquierda a derecha: Mavala, L’Occitane y Elvi. El Elvi es el más antiguo y conocido matapieles. Ese es el de color rojo y lo he añadido a la foto porque es el que no debéis comprar: quedan las cutículas de color rojo y no se va. Existe el mismo en transparente.
