Entiendo muy bien a los que os agobiais por tener muchos tarros y tubos en casa, un cuarto de baño con estanterías llenas de productos cosméticos que antes no teníais. En el fondo, lo que crea el caos es no poder guardarlos porque, si no, acabais por no utilizarlos.
Como uno de los pilares donde se asentan los buenos resultados en belleza es la constancia, no puedes guardarlos fuera de tu alcance. Deben estar ahí o acabaran caducados en algun rincón profundo de tu neceser. Ordenarlos es muy importante: en una caja, un neceser rígido o armarito especial pero todos juntos.
Bueno, los de uso diario y semanal. El exfoliante o los parches para ojos, no hace falta. Pero sí todo lo demás. Ordena las botellas y tubos grandes (limpiadora, tónico, hidratante corporal) por un lado y los envases más pequeños por otro (muestras, hidratante facial, contorno de ojos). Así no perderás de vista ningun producto.
Y lo más importante para los perezosos, para los caóticos o los que, a pesar del esfuerzo, les cuesta utilizarlo todo cada día: fuera tapones cuando no sea necesario. Las cajas, por supuesto: a la basura del papel y cartón. Los tapones de espumas del pelo, airless o cualquier otro producto que no lo necesite para su correcta conservación: a la basura.
Coloca los tubos que están a punto de terminarse boca abajo. Será la manera de no tener que esperar a que salga el producto cuando vayas a utilizarlo. Y la mejor presentación es la que no tienes que coger para utilizarla: el dosificador. Un gran aliado de los nerviosos o impacientes.
Espero que estos trucos y consejos tan fáciles de seguir te faciliten tu rutina diaria ahora que utilizas más cosmética que el masaje puro y duro. Cuanto más a mano lo tengas, menos pereza cuando llegues a casa para aplicar y mejores resultados de tu inversión en belleza.
