Natalie Portman es, sin duda, la eterna Lolita

Natalie Portman es, sin duda, la eterna Lolita. Tiene un rostro de facciones perfectas y angelicales que no parece acusar el paso del tiempo y un fondo de armario que la confirma como una de las mejores embajadoras del look naïf. Aunque ha afirmado en varias ocasiones que no le gusta gastar mucho dinero en ropa –le encanta, por ejemplo, hacerse con cómodos jerséis de estilo sesentero que compra en tiendas vintage de Nueva York- en sus apariciones de alfombra roja sorprende con vestidos, casi siempre en su versión corta, de grandes firmas internacionales.



Aunque confesó que Zac Posen era una de sus preferidas, durante el último festival de cine de Cannes ha sido fiel a las creaciones de Albert Elbaz para Lanvin, ya que, en casi todas sus apariciones, ha confiado en los vestidos de la firma francesa. También es habitual verla con espectaculares vestidos de noche de YSL, con otros más informales de Stella McCartney y sofisticados firmados por Givenchy. Eso sí, cuando abandona la alfombra roja y pasea por las calles de Manhattan se deshace de los tacones –no le gustan nada- y se calza alguna de sus deportivas porque, tal y como ella misma afirma, “son mi básico imprescindible”. Por eso, en su colección de zapatos, no faltan unas Converse, unas en blanco de Yohji Yamamoto para Adidas y dos pares de Puma y Nike. Por supuesto, fiel a sus principios ecologistas –es vegetariana desde los ochos años- no se calza, nunca, unos zapatos de piel. Por Ana Morales