Ésta es una pregunta difícil de contestar: ¿Cómo sabes que tu piel ha dejado de ser grasa? Y es una pregunta de lo más lógico después de soltaros que tengáis cuidado con el uso de productos astringentes. Podrás saberlo con la observación del aspecto de tu rostro y estando atento a las nuevas necesidades de tu piel.
Pero antes aclaremos algo: generalmente la piel del rostro no se vuelve de golpe menos grasa, así de la noche a la mañana. Empieza a tener menos exceso de sebo, casi siempre por zonas. Es muy posible que, a causa de la edad, se vaya volviendo mixta o normal.
Uno de los signos que puedes reconocer fácilmente es la sensación que te deja el producto de limpieza tras su utilizacion. ¿Ha aparecido alguna sensación de tirantez? ¿Te parece que te está resecando zonas concretas de tu rostro? Mejor será que el limpiador sea para todo tipo de pieles y que el tónico no sea purificante.
En realidad, ella misma te lo dice y te pide un cambio de rutina cosmética. Existen zonas que ya no brillan como antes, incluso zonas que dejaron de brillar por exceso de sebo. Eso es ya una primera señal. Llegado a ese momento, lo más conveniente es pasarse a tratamientos para pieles mixtas sustituyendo a los de pieles grasas.
Si estás usando el seborregulador que siempre te ha ido de maravilla pero empiezas a notar que ahora te reseca, hay que dejarlo: escoje a partir de ahora una hidratante oil-free o para pieles mixtas. Estoy segura que mejorará la sensación de confort.
Con el uso de las mascarillas puedes obtener esta valiosa información. Yo misma estoy pasando de una piel muy mixta a una normal-seca por zonas. Mi mascarilla purificante está sin usar hace mucho: sólo la aplicaba cuando la necesitaba en nariz y mentón, especialmente en verano. He pasado de utilizarla cada semana a 6-8 semanas. Eso es un signo inequívoco que mis glándulas sebáceas son cada vez más vagas y me sienta mejor la mascarilla hidratante.
Son ejemplos sencillos que te revelarán si también te está pasando a tí. Debes adecuar tus productos a las necesidades de tu rostro: si han cambiado, también deberás sustituirlos por los que más se adapten a tí, especialmente los más intensivos.