Desde los más remotos tiempos, la lavanda ha sido una planta muy apreciada en el Mediterráneo, donde su fragancia perfuma los campos y los hogares desde la época de los antiguos griegos. Actualmente, no sólo se disfruta de su olor, sino también de sus propiedades curativas, ya que ha demostrado tener numerosas cualidades regenerantes y antisépticas. Tal vez has probado el aceite esencial de lavanda que es, junto al del aceite del árbol del té, el único que puede aplicarse directamente sobre la piel. Se puede comprar en herbolarios y, para obtener todo su potencial, nada como seguir esta miniguía de uso.
- Conciliar el sueño. El aroma de la lavanda tiene propiedades sedantes y relajantes. Un quemador puede ayudar a difundir su fragancia, al igual que aplicar unas gotas de su aceite sobre la almohada.
- Calmar el eritema solar. Puede suceder incluso en invierno... ¿Te has pasado con el sol? Prueba a añadir diez gotas de aceite esencial de lavanda en el agua del baño, aunque no debes prolongar la inmersión durante más de seis minutos.
- Aliviar el dolor de cabeza. Aplica una gota de aceite esencial de lavanda en cada sien (teniendo mucho cuidado de no acercarse al contorno de los ojos) y realiza un pequeño masaje con el dedo corazón, con gestos suaves y circulares.
- Mejorar la congestión nasal. En un bol lleno de agua muy caliente, vierte algunas gotas de aceite y realiza unas inhalaciones, cerrando los ojos y respirando a través de la nariz.
- Relajar la tensión. La lavanda tiene propiedades antiespasmódicas, que pueden contribuir a aliviar el dolor de cuello y la rigidez de la nuca. Para ello, no hay más que masajear tres o cuatro gotas de aceite esencial en la zona tensa, hasta sentir cómo te relajas.
2 feb 2010
¿Conoces las propiedades de la lavanda?
Etiquetas: salud mujer
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