Puede que Silvester Stallone sí sea feliz cuando se mira al espejo cada mañana y ve un rostro sin arrugas (o casi nulas). Pero si se viera con mis ojos, lloraría de pena. El botox es de efectos irreversibles: si no te gusta el resultado, hay que fastidiarse.
Y lo saben. Todas esas personas que actualmente se inyectan botox una y otra vez (hay que inyectarse periódicamente como mantenimiento), están informados de las consecuencias: los músculos quedan rígidos y cada vez se puede gesticular menos.
¿Vale la pena?. La foto principal es de un Rocky joven con toda la frente arrugada (siempre será Rocky para mí, ¡soy fan!). Las dos fotos inferiores, tras botox (izquierda) y más botox (derecha). ¿Os parece que esté más interesante?. Está que da pena verlo.
No puede arrugar la frente ni reirse sin que se le cierren los ojos. La típica falta de expresión de esta técnica tan agresiva es evidente, le cuesta sonreir más y peor. De acuerdo que la edad cuenta y no nos embellece precisamente pero ha perdido la espontaneidad y su personalidad.
Si el dicho popular la arruga es bella tiene sentido, es en comparaciones odiosas como éstas. Odiosas y realistas. Mucho mejor llevar con orgullo arrugas y edad que perder la expresividad para siempre. ¡Porque es para siempre!.
A galantes y sex-symbols como Paul Newman o Gary Cooper no les hacía falta. Hoy día, todos nuestros referentes pasan por la jeringa botulínica, como Tom Cruise o David Beckham. Con lo guapos que son, ¿están locos?. Creo que sí, el mundo se ha vuelto loco.
30 ene 2010
Silvester Stallone: el botox no da la felicidad
Etiquetas: Cirugia Plastica, Cosmética masculina
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