1. Antes. Uno de los básicos en el cuidado diario de las pieles sensibles es la hidratación. Un tratamiento adecuado puede ser capaz de controlar muchos de los síntomas de este tipo de pieles. “Antes de la depilación es importante que la piel esté perfectamente limpia, sin restos de cremas y aceites; y detectar aquellas zonas con rozaduras y heridas que deberemos evitar durante la depilación”, explican las expertas y destacan que “hay que tener en cuenta especialmente la longitud del vello y que éste sea de 1 cm como máximo. Si es más largo, mejor recortar un poquito antes de empezar a depilar”.
2. Durante. “Es muy importante controlar la temperatura de la cera durante la depilación. Lo mejor es hacer una prueba con la cera en la cara interna del antebrazo, que es una zona muy reactiva, para comprobar nuestra tolerancia al producto y retirarlo con abundante agua ante cualquier molestia”.
En el momento de la aplicación de la cera, una vez realizada la prueba anterior, “se debe hacer en el sentido del vello para lograr que salga de raíz. Cubriremos a la perfección la zona a depilar si aplicamos las tiras poco a poco y tensamos suavemente la piel hacia el lado opuesto del tirón. De esta manera evitaremos la flacidez cutánea. Es relevante no aplicar la banda entera, sino mejor hacerlo poco a poco, doblándola en pequeñas partes de unos 10 cm y así evitar que queden restos de cera”.
3. Después. “Teniendo en cuenta la temporada de verano, es muy importante que evitemos el sol en la zona durante los dos días posteriores a la depilación, así como las exfoliaciones o desodorantes. Es recomendable retomar los tratamientos de hidratación de la piel y con mayor frecuencia (2 veces al día). Las toallitas de acabado perfecto, como las de Easy Wax, de Veet, formuladas con Vitamina E, con propiedades hidratantes, te ayudarán a mantener también la suavidad justo después de la depilación".
